Informe de PNUD

El Informe del año 2013 desarrolla y analiza de manera exhaustiva  infinidad de datos concernientes al logro del Desarrollo Humano. Cada año, este organismo presenta un nuevo informe detallando la situación del mundo, los avances que poco a poco se van siguiendo, y los puntos que se han de mejorar para alcanzar los objetivos propuestos.
Al comienzo del Informe, y tal y como se ha señalado anteriormente, se reconoce que tomar como referencia únicamente el desarrollo económico es insuficiente para lograr el Desarrollo Humano, y se apunta a otros ámbitos como la educación, la salud y las habilidades de empleo a la hora de lograr la meta que nos ocupa.
 “El ascenso del Sur: Progreso humano en un mundo diverso” es el título del presente Informe, que apunta a los países del Sur como protagonistas de un despegue económico que impulsa el desarrollo humano, pero no exento de importantes carencias a nivel de “desigualdad de ingresos, patrones de consumo insostenibles, elevado gasto en defensa y escasa cohesión social”.
Escoger datos en un Informe tan extenso como lo es el del Desarrollo Humano se traduce en una ardua tarea. Cualquiera de ellos se convierte en imprescindible a la hora de configurar y entender un cuadro general de lo que significa el Desarrollo Humano. Aquí se repasan algunos de ellos.
La esperanza de vida siempre se trata de un dato muy revelador y al que es imposible no aludir. 83 años es la media de tiempo que se espera que viva un recién nacido en Hong Kong (China), siendo la más alta del mundo. El dato contrasta bastante con la esperanza de vida más baja, que se sitúa en Sierra Leona, siendo 48,1 años. Este dato suscita la inquietud de darse cuenta de la razón de vivir prácticamente el doble de años, y sobre todo, las causas que provocan esta diferencia. (PNUD, 2013, págs. 144-147)
Los años de educación promedio también ofrecen información muy interesante cuando se analiza el Informe. El PNUD define este indicador como los “años de educación promedio que reciben las personas de 25 años y más, según los niveles de logros educacionales de la población de acuerdo con la duración de cada nivel”. Por delante se sitúa Estados Unidos, con un promedio de 13,3 años. Le sigue Noruega, con 12,6 años de media. En España, la media de años de estudio es de 10,4. Llama la atención que en la vecina Portugal la cifra se reduce a 7,7 años, dentro de lo considerado como “Desarrollo Humano Medio”. En sentido contrario se encuentra Uzbekistán, país que se sitúa en el puesto 144 del IDH, pero donde la educación promedio es de 10 años. Sin embargo, lo que más destaca es la cantidad de países que se hallan por debajo del Desarrollo Humano Bajo: Bután, Yemen, Gambia, Comoras, Etiopía, Guinea Bissau, Guinea, Burundi, Mali, Burkina Faso, Chad, Mozambique y Níger ni siquiera alcanzan los 3 años.
El porcentaje de niños y niñas menores de 5 años que tienen bajo peso para su edad es un índice que refleja el  “porcentaje de niños menores de 5 años con dos desviaciones estándar o más por debajo de la mediana de peso para la edad de la población de referencia”. En esta “lista negra” apenas aparecen países del Norte, pero según se pone la mirada en los datos de los países del Sur, el porcentaje se hace omnipresente en la lista y cada vez es más elevado. Las cifras como el 12,9% de niños con bajo peso para su edad en Malasia, o el 44,7% en Timor Oriental son dignas de enrojecer al mundo por el simple hecho de reflejar una realidad actual. Los BRICS[1], a cuyo despegue dedica su título el IDH 2013, también figuran con datos escandalosos como el de la India, con un 42,5%.
Atendiendo al índice de Desigualdad de Género, uno de los indicadores más llamativos es el porcentaje de escaños ocupados por mujeres en los parlamentos de los países. Resulta muy poco halagüeño en términos de igualdad de género comprobar que en sólo dos países se alcanza el 50% de mujeres, estos son Andorra (50%) y Ruanda (51,9%). Países como Suecia (44,7%) o Cuba (45,2%) se acercan un poco más a la igualdad. Pero con datos como el 3,1% en Líbano e Irán, el 8,3% en Ghana y el 17% en Estados Unidos, está claro que es necesaria una profunda mejora en lo que a participación de las mujeres en política se refiere.
Esto no ha sido más que una toma de contacto con un Índice repleto de cifras sobre los indicadores que miden el Desarrollo Humano en los países. Es de agradecer que desde 1990 exista este informe para medir el Desarrollo, acabando con la reducción economicista que suponían otros indicadores como el Producto Interior Bruto o la renta per cápita. Como se ha podido ver, este Informe refleja a través de sus indicadores infinidad de aspectos, a priori mucho más relevantes que la mera posición económica. Tal como afirma el Nobel de Economía, Amartya Sen, “El desarrollo humano, como enfoque, se ocupa de lo que yo considero la idea básica de desarrollo: concretamente, el aumento de la riqueza de la vida humana en lugar de la riqueza de la economía en la que los seres humanos viven, que es sólo una parte de la vida misma”.
Desde el surgimiento de las Naciones Unidas se han establecido metas para conseguir que el mundo fuese un lugar más justo para todos y todas, independientemente del lugar de procedencia. Comenzando por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y terminando por los malogrados Objetivos del Milenio, la facción benevolente de la humanidad ha ido estableciendo puntos alcanzables que condujeran a ese mundo mejor. Sin embargo, los intereses económicos y geopolíticos han ido convirtiendo esas metas en inalcanzables hasta el momento actual. Las brechas siguen aumentando, podrán seguir trayendo nuevos datos servidos en magníficos Informes y nuevos objetivos. Pero mientras las Declaraciones, los Foros Sociales o los Protocolos no sean vinculantes, mientras no exista una voluntad política objetiva de aminorar esas diferencias, los números seguirán creciendo, los pobres serán cada vez más y los ricos cada vez menos, permanecerá la desigualdad de género enquistada en nuestras sociedades, y la ONU seguirá publicando informes cuyos datos ruboricen a todos sin alcanzar ninguna solución.




[1] BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

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