El primer Informe del PNUD,
correspondiente a 1990, definió el desarrollo humano como "el proceso de
ampliar las opciones de las personas". El ingreso es, ciertamente, una de
estas opciones, pero de ninguna manera es la única. El objetivo del desarrollo
debe ser permitir a las personas disfrutar de vidas prolongadas, saludables y
creativas; es una verdad sencilla, pero una que con frecuencia se olvida en el
afán por acumular más posesiones y riquezas
El primer Informe de Desarrollo Humano, correspondiente a 1990,
definió el desarrollo humano como el
proceso de ampliarles las opciones a las personas. El ingreso es una de esas
opciones, pero no es la suma total de la vida humana. La salud, la educación,
un buen entorno físico y la libertad de acción y expresión son igualmente
importantes. Por lo tanto, el desarrollo humano no puede promoverse mediante
una búsqueda insistente de crecimiento económico únicamente. La cantidad de
crecimiento es importante: sin recursos suficientes es poco lo que se puede
lograr. Sin embargo, la cantidad es sólo una de las contribuciones al
desarrollo humano. También es importante la forma como se distribuye el
crecimiento, a fin de determinar qué tan integralmente participan las personas
en el proceso de crecimiento.
En
comparación, en el informe del PNUD del año 2013, la equidad es un elemento
fundamental para el desarrollo humano. Todas las personas tienen derecho a
vivir una vida gratificante, acorde a sus propios valores y aspiraciones. Nadie
debería estar condenado a vivir una vida breve o miserable por ser de una clase
social o país “equivocado”, pertenecer a una raza o a un grupo étnico
“equivocado”, o ser del sexo “equivocado”. La desigualdad reduce el progreso en
desarrollo humano y, en algunos casos, podría impedirlo por completo.
Los conceptos anteriores de desarrollo
han concedido atención exclusiva al crecimiento económico, con base en la
presunción de que, en último término, el crecimiento beneficiará a todos. Pero
el desarrollo humano ofrece una perspectiva mucho más amplia y completa.
Demuestra que el crecimiento económico es vital: ninguna sociedad ha podido, en
el largo plazo, sostener el bienestar de su pueblo sin inyecciones continuas de
crecimiento económico. Pero el crecimiento por sí solo no basta: tiene que
traducirse en mejoramiento en las vidas de las personas. El crecimiento
económico no es el fin del desarrollo humano. Es un medio importante. El desarrollo humano y el crecimiento
económico están, por lo tanto, estrechamente ligados. Las personas contribuyen
al crecimiento, y el crecimiento contribuye al bienestar humano.
Desarrollo Humano es colocar a las
personas en el centro del desarrollo y concentrarse en sus necesidades y su
potencial. El desarrollo humano abarca todo el espectro de las necesidades y
ambiciones humanas. El desarrollo humano se refiere a todas las actividades,
desde procesos de producción hasta cambios institucionales y diálogos sobre
políticas. Es el desarrollo enfocado en las personas y en su bienestar. Le
preocupan tanto la generación del crecimiento económico como su distribución,
tanto las necesidades básicas como el espectro de las aspiraciones humanas,
tanto las aflicciones humanas del Norte como las privaciones humanas en el Sur.
El desarrollo humano, como concepto, es amplio e integral. Pero está guiado por
una idea sencilla: las personas siempre son lo primero.
Puede
consultarse el Informe Anual Mundial sobre el
Desarrollo Humano. El índice
de desarrollo humano (IDH)
es una forma de medir el desarrollo humano por país. Este
índice es elaborado por el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD). El IDH es un indicador social estadístico compuesto por tres parámetros:
· Educación (medida
por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación
en educación primaria, secundaria y superior, así como los años de duración de la educación
obligatoria).
Nivel de
vida digno (medido por el PIB per
cápita PPA en dólares)”. (PNUD,
2013:147)
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