Una de las principales
características de la Educación para el Desarrollo es su versatilidad a la hora
de definirse; no hay una definición exacta y que encuadre todo lo que el propio
término conlleva. Por este motivo, es una tarea prácticamente imposible el
mostrar una única definición de la Educación para el Desarrollo, teniendo que
mostrar varias definiciones que abarcan o se centran en uno de sus muchos
ámbitos. Así, se ha considerado que debido a la situación actual global de
desigualdad e injusticia que hay sobre todo en la relación Norte – Sur, las
definiciones deben de centrarse en la Educación para el Desarrollo como proceso
de cambio y mejora.
“La educación para el
desarrollo es un enfoque que considera a la educación como un proceso
interactivo para la formación integral de las personas. Es una educación
dinámica, abierta a la participación activa y creativa, orientada hacia el
compromiso y la acción que debe llevarnos a tomar conciencia de las
desigualdades planetarias existentes en el reparto de la riqueza y del poder,
de sus causas, consecuencias, y de nuestro papel en el esfuerzo por construir
unas estructuras más justas”. (Argibay,
Celorio, & Celorio, 1997: 23).
La siguiente definición, por
ejemplo, se centra en la comprensión de las causas de la situación, aspecto
fundamental para un buen uso de la Educación para el Desarrollo y saber
enfocarla perfectamente como proceso, pensando además en el futuro: habla de
desarrollo sostenible, es decir, de las causas y consecuencias:
“La Educación para el
Desarrollo es un proceso educativo constante que favorece la comprensión sobre
las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Norte
y el Sur, que promueve valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la
justicia social y busca vías de acción para alcanzar un desarrollo humano y
sostenible”. (Baselga, Ferrero, & Boni, 2000: 8).
La
tercera definición, sigue el hilo de las dos definiciones anteriores, pues
habla de proceso educativo, en referencia a la interiorización y formación
integral de las personas y en el conocimiento de las causas, es decir, una
comprensión rigurosa de los fenómenos y situaciones actuales. Además, también
destaca el papel de la ciudadanía, siendo esta el motor de todo el engranaje
para el cambio y transformación de la realidad, a través del empoderamiento,
del compromiso y de la educación en valores:
“La Educación para el
Desarrollo hace referencia a un proceso educativo encaminado a generar conciencia
crítica sobre la realidad mundial y a facilitar herramientas para la
participación y la transformación social en claves de justicia y solidaridad.
La Educación para el Desarrollo pretende construir una ciudadanía global
crítica, políticamente activa y socialmente comprometida con un desarrollo
humano justo y equitativo para todas las comunidades del planeta”. (Celorio
& López de Munain, 2007: 124).
Finalmente y después de analizar
varias definiciones de Educación para el Desarrollo, se ha llegado a la
conclusión de que todas ellas comparten una serie de términos, como se puede
observar en la siguiente ilustración:
Así, se puede afirmar que la
Educación para el Desarrollo surge como respuesta a una serie de macro problemas
que vienen afectando a la humanidad durante toda su historia y que gracias a
ella, ahora se disponen de los medios y conocimientos necesarios para dar
solución a medio y largo plazo a estos problemas, de manera que:
Ante…
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…Se fomenta
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La desigualdad
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Justicia social
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Las consecuencias
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El análisis de las causas
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El derroche de recursos
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La sostenibilidad
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La pasividad
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Participación
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El individualismo
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Solidaridad
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La interdependencia
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Relaciones justas Norte-Sur
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La manipulación social
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Conciencia crítica
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El Desconocimiento
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La educación
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La inmoralidad
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Los valores
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